COCHE BOMBA EN LA FISCALIA DE TRUJILLO: LA RESPUESTA AL AUDIO BOMBA SOBRE EL ASESINATO DE NILO BURGA. Por Jaime Antezana Rivera

La divulgación del audio bomba, entre el conocido operador palaciego Carlos Guillen y Noemi Alvarado, la testigo clave del caso Qali Warma, en el que Guillen le dice a Alvarado que al exgerente de Frigoinca Nilo Burga lo querían «enterrar», o sea, asesinar ha sido – sin duda – uno de los detonantes para el estallido del primer coche bomba en la fiscalía de Trujillo, La Libertad.

 Por Jaime Antezana Rivera

El objetivo de ese ataque dinamitero, al igual que los derribamientos de torres de alta tensión en Pataz y las últimas explosiones en «manada» de granadas en SJM y Lince, sería para distraer la atención de lo que reveló ese audio bomba: Que arriba (el gobierno) lo quería «enterrar» a Nilo Burga. Y, cual profecía autocumplida, luego de una semana este fue hallado asesinado, en diciembre pasado.

Pero, nadie ordena un ataque dinamitero a la sede principal del Ministerio Público de Trujillo solo por un audio, por más bomba que sea contra el vocero y la jefa de palacio y de los ministerios de Desarrollo e Inclusión Social y Educación. Un ataque con dinamita se hace para distraer de otros escándalos de marca mayor.

¿A qué escándalos nos referimos? Hay dos en el escrutinio público: el brutal y aparatoso ataque sicarial (dos motos, cuatro sicarios y cuatro armas) que, luego de una semana, acabó con la vida de Andrea Vidal, en diciembre pasado y la revelación hecha por Latina de que el asesor principal de la Defensoría del Pueblo, Juan José Canales, compró un inmueble por un millón doscientos mil y, años después, lo puso a nombre de César Acuña.

Ambos casos, el ataque sicarial para que no se conozca sobre la red de proxenetismo que funcionó en el Congreso y un alto funcionario de la Defensoría del Pueblo haciendo el papel de testaferro de su jefe real, tenían que ser también «eclipsiados» u opacados a los ojos de la opinión pública.

Un ataque dinamitero como el perpetrado en la puerta del Ministerio Público apunta a trastocar la memoria efímera o de corta duración que caracteriza a los peruanos. Es fundamental para este partido narco-minero revertir esos hechos e imágenes que lo pintan como lo que es: una organización criminal.

Y, en su lugar, como lo desea el dinismo-acuñista y la fuji-coalición congresal colocar el «terrorismo urbano» en la psique colectiva.

Pues, claro está, que un ataque con dinamita a la fiscalía de Trujillo, que reproduce una práctica asociada a SL (Sendero Luminoso), no busca solo distraer sino también provocar el máximo de miedo y terror en la ciudadanía.

En esa mezcla de distracción/terror, como en los tiempos del fujimontesinismo, es posible que el audio bomba que afecta a Boluarte/Demartini/Quero, el brutal ataque que acabó con la vida de Andrea Vidal, la denuncia al testaferro Juan José Canales y otros hechos, sean «olvidados» o relativizados en la memoria colectiva.

Ese es el objetivo múltiple de ese coche bomba. Por otro lado, después del ataque sicarial a Andrea Vidal y el asesinato a Nilo Burga, este atentado dinamitero es lo más lejos que ha llegado la «cosa nostra» de palacio y el principal socio de la coalición criminal del Congreso, la mafia APP, en el uso de la violencia «tipo SL» por las bandas criminales y el sicariato.

Hay otro dato que hay que hacer explícito. Tras el coche bomba en una sede del Ministerio Público de Trujillo, hay que señalar con rotunda claridad lo siguiente: las bandas extorsivas, como «Los Pulpos» y «La Jauria» de Trujillo, son aliados menores de APP y de la coalición narco-criminal del Congreso y del gobierno sostenido por estos. Por eso no los combaten.

La economía criminal de la extorsión, al igual que de la corrupción, el narcotráfico y la minería ilegal del oro, apuntan a tener su propia representación en el próximo Congreso y, si fuera posible, el gobierno. Por eso, los estados de emergencia y todas sus operaciones han fracasado. Por eso «Los Pulpos» celebraron la navidad con un gran castillo de fuegos pirotécnicos, chocolatadas y regalos en camionadas de bicicletas y juguetes en El Porvenir. Todo eso en la cara de la PNP y el visto bueno de APP.

 

En suma, el crimen organizado de «cuello y corbata» del Congreso y el gobierno tienen a las bandas criminales y al sicariato como sus brazos armados en el tejido social, en las calles. Son los sicarios los que asesinan a los que les ordenan, colocan los explosivos de dinamita y lanzan las granadas a los objetivos que les ordenan y, como este lunes 20 de enero, hacen estallar un coche bomba en la sede del Ministerio Público de Trujillo.